Javier López Monreal condenado por ataques fascistas al alguacil, a bienes municipales de Orkoien y contra la memoria histórica quiere ser el nuevo Secretario del Ayuntamiento


En abril de este año el pleno del Ayuntamiento declaró Orkoien Municipio Antifascista
 
 Javier López Monreal
El fascista condenado, que marcaba los objetivos y tenía información sensible sobre familiares de presos y personas vinculadas a la memoria histórica aspira a ser el nuevo secretario del Ayuntamiento de Orkoien. Desde el movimiento antifascista de la localidad recuerdan que Javier López Monreal fue condenado por ataques al alguacil de la localidad, a bienes municipales y contra la memoria histórica.

Diversos colectivos ya han puesto de relieve que «es un peligro que un ultraderechista violento como él tenga acceso como funcionario público a datos como matrículas y direcciones de vecinxs y activistas de la memoria histórica».

Con el objetivo de que cualquier manifestación pública de la Memoria Histórica "generara en sus legítimos promotores un miedo respecto a su sentimiento de tranquilidad, según los hechos probados, la tarde del 19 de agosto de 2009, Jose Ignacio Irusta rompió la placa existente en el monumento 'Homenaje a los esclavos del franquismo' en el alto de Igal, en el término municipal de Vidangoz.
Después, los tres condenados hicieron en un vehículo propiedad del Ayuntamiento de Orkoien, utilizado por el alguacil, la pintada 'Julio kontuz, mira debajo' y 'Zerri comunista' junto a un yugo y unas flechas. La misma noche pintaron una placa de la calle Dolores Ibarruri del mismo Ayuntamiento con la bandera de España y posteriormente rompieron la escultura y las placas del monolito en recuerdo de los presos fugados del 'Fuerte de San Cristóbal"' en 1938 y realizaron pintadas en el monte Ezkaba. Acto seguido, se fueron al cementerio de Berrioplano donde pintaron la tapia con expresiones destinadas a menoscabar la realización de actos de reconocimiento de la memoria histórica. Desde allí se desplazaron al cementerio de Aizoain, donde rompieron la placa en memoria de los fusilados del Fuerte de San Cristóbal, y, por último, realizaron distintas pintadas en la fachada principal del Ayuntamiento de Arbizu relativas al asesinato de republicanos en 1936, advirtiendo al alcalde y a los concejales: "Hoy se os vigila, mañana os matamos".

La sentencia no explica por qué los agentes de la Guardia Civil no les detuvieron.
Gracias a unas interceptaciones telefónicas, la Guardia Civil pudo seguir el itinerario de los condenados. Varios agentes les siguieron y testificaron en el juicio que los vieron en el momento de reunirse y después desplazándose juntos a todos los lugares que resultaron atacados. También consta como prueba lo incautado en el registro de sus domicilios, como el plano de rutas que hicieron y los botes de spray de pintura negra como la empleada en las pintadas. Por todo ello, el Supremo concluye que el conjunto de elementos de juicio es abrumador. "La correlación entre los daños registrados y los desplazamientos del recurrente y de sus acompañantes es de la mayor elocuencia. La coherencia del significado de tales acciones y la ideología de los tres implicados resulta asimismo manifiesta. Las comunicaciones telefónicas, dado el contexto en que se produjeron, tienen como interpretación más racional la que ha hecho la sala"

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